La compañera Beatriz Vázquez llevó a cabo una presentación en los Foros para la Transformación y Modernización del Campo organizado por el Centro de Estudios para el Desarrollo Rural Sustentable y la Soberanía Alimentaria (CEDRSSA) ubicado al interior de la Cámara de Diputados, en la cual expuso una faceta poco explorada en el sector pesquero y acuícola que es la participación de la mujer en el proceso productivo y de comercialización de estas importantes actividades. Recibió una felicitación de uno de los organizadores, el diputado Marco Antonio González Valdez (PRI) por ser la única presentación con tema pesquero en el evento que trataba de asuntos agrícolas, pecuarios y pesqueros. A continuación se incluye el texto íntegro de la misma para conocimiento de los miembros de la UNPAC.
LA MUJER EN LA ACUICULTURA
Por: Beatriz Adriana Vázquez Astudillo
Tradicionalmente pensamos que la pesca a nivel de género es una actividad de varones, sin embargo, a nivel mundial, particularmente en la parte de la post captura de la pesca rural, el 50% o más de los procesos involucrados, incluyendo la limpieza y comercialización de los productos, los realizan las mujeres y su participación en esta actividad crece hasta el 90% en algunas regiones del mundo, según estadísticas de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Es de importancia hacer énfasis en la crisis mundial de las pesquerías y México no se sustrae a ello, hay cifras poco alentadoras que argumentan que la captura se ha reducido hasta el 70%, urge la sustentabilidad pesquera, aunque según las últimas estadísticas de la FAO, casi el 30% de los bancos pesqueros están sobreexplotados y esto es lamentable considerando la pérdida de biodiversidad, y que el pescado es la fuente de alimento animal que debe preferirse a otras carnes animales porque de acuerdo a especialistas del Instituto de Nutrición Salvador Zubirán, es una proteína de alta calidad, fácil digestibilidad y puede consumirlo cualquier grupo de edad.
De esta manera, una alternativa para elevar la producción pesquera es la acuicultura o acuacultura, es decir, el cultivo de los peces, mariscos y otros grupos, en mar, cuerpos de agua salobre o dulce y granjas en tierra, a pequeña escala, escala mediana o industrial y sin que por ello deban ignorarse las implicaciones ecológicas de esta opción. Pero justo ahora que la frase seguridad alimentaria, se ha puesto de moda en “la Cruzada contra el hambre”, es interesante no perder de vista, el rol de las mujeres cuando se trata de aportar a la economía familiar en sociedades rurales y urbanas, para que, de esta forma, se evalúe y se incorpore el desempeño diferenciado entre géneros, a los programas gubernamentales que verdaderamente contribuyan al bienestar familiar. Es de recordar que la pesca artesanal y la acuicultura representan una estrategia de supervivencia de las familias más pobres de muchos países en vías de desarrollo como el nuestro y de acuerdo con el Banco Mundial, la falta de financiamiento, buen gobierno y acceso a tecnologías de buena calidad ha restringido la acuicultura en algunos países en desarrollo donde la seguridad alimentaria es una preocupación importante.
En el caso del trabajo de la mujer rural, éste no se limita a la casa, sale a las labores del campo y al comercio de sus productos agrícolas, acuícolas o artesanales, a veces como única proveedora del hogar ante la ausencia física o moral del marido, tal situación la deja como la jefa de familia y en condición de evidente desventaja.
Mujeres en estas circunstancias se han agrupado en cooperativas acuícolas y al formar parte del sector productivo, se organizan para el cuidado de los hijos pequeños, estableciendo guarderías comunitarias, mientras las demás integrantes realizan las labores propias de la actividad. También, solicitan créditos sin temor y a decir del entonces Director de Pesca y Recursos Renovables de Fideicomisos Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA) en México, Jorge Luis Reyes Moreno, las mujeres mexicanas son garantía para un préstamo porque aún cuando sea a la palabra, son responsables, emplean el dinero para lo que fue adquirido y pagan los créditos en tiempo y forma, en síntesis son buenas administradoras; además hay estudios de la Organización Internacional del Trabajo que indican que cuando la mujer se incorpora al mercado laboral, siempre mejora el bienestar familiar, porque el dinero obtenido es para las necesidades del hogar, para la educación de los hijos y si queda algo entonces lo invierten en ellas.
La mujer ha ido avanzando en los espacios de la acuicultura y la pesca a pequeña escala, principalmente se dedica al cultivo de especies para alimentación, a la producción de peces de ornato y de algas marinas, y de los subproductos obtenidos hace artesanías como aretes, collares de escamas, cinturones de piel de pescado, etcétera; sin embargo, ante el insuficiente apoyo gubernamental, la mayoría de la producción es para consumo a nivel local. Las edades en las que las mujeres se integran a esta actividad van desde la infancia hasta adultas mayores, porque la crianza de peces es una labor relativamente sencilla y rápida, además la granja acuícola se considera parte del patrimonio familiar.
De acuerdo con la FAO la visión de género se incluye en sus programas, proyectos y recomendaciones, Carlos Fuentevilla, oficial subalterno de esa institución, declaraba que se pide al grupo de trabajo de la FAO, una revisión intersectorial que contenga el factor género y que en las estadísticas que tienen, el sector acuícola y pesquero es clave para mejorar la calidad de vida de las familias.
En México, ya hemos perdido dos sexenios de crecimiento en este sector y a pesar de que la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentable dice que la acuicultura es un asunto de seguridad nacional en la producción de alimentos, en la presente administración federal se observan acciones contradictorias en el plan de desarrollo nacional, porque la actividad no ha sido reconocida como prioritaria, ha recibido menos del 4% del presupuesto de la SAGARPA, un porcentaje por demás lastimoso e insultante, ya que el sector pesquero y acuícola resulta vital para la seguridad alimentaria y nutricional y para la mitigación y prevención de la pobreza.
No hay que olvidar que la acuicultura es una actividad que funciona como amortiguador del desempleo rural, evita la emigración de los pobladores, contribuye a una mejor cohesión familiar y por tanto social, además da a las mujeres la oportunidad de empoderamiento. Así, mientras que por un lado escuchamos en el discurso oficial que se apoyarán programas que beneficien a las mujeres, por el otro, las cifras nos revelan que entre el decir y el hacer, al gobierno le falta congruencia, y en el contexto de la seguridad alimentaria, estamos en un camino difícil, sin acciones específicas que permitan avanzar en la protección de los recursos naturales y del bienestar familiar, donde las mujeres son las guardianas y en la realidad son relegadas.
Por lo anterior, desde este foro LA UNION NACIONAL DE PESCA Y ACUACULTURA A. C. (UNPAC) solicita al Presidente de la República, a las Cámaras de Diputados y Senadores, que se incorporen las prioridades y derechos de las pequeñas comunidades pesqueras a las políticas públicas y de igual forma, exigimos que se atiendan las injusticias relacionadas con la discriminación de género en pesca y acuacultura, así como también los instamos a implementar eficientemente el Código de Conducta para la Pesca Responsable y que juntos podamos lograr un sistema nacional de producción alimentaria sostenible.
Gracias